Quiero que salgas a la calle a gritar: “esta boca es mía”, como
Sabina.
Que adivines que no puedo dormir sin calcetines, que me
pinto las uñas de cinco colores distintos cuando estoy triste, que casi nunca
me siento invencible.
Quiero probar lo inalcanzable y hacerlo terrenal, quiero que
disfrutes conmigo y que nunca me asegures.
Correr por el filo del
riesgo, para que todos los días haya algo que apostar.
Ponerle tu nombre a esa “canción para nadie”, de Mikel Izal.
Que te pases mi independencia por el arco del triunfo y me
abras la puerta del coche.
Y llegues a tocar el
principio de mis arterias, por primera vez. Que consigas que yo me deje.
Deseo que me ofrezcas otro punto de vista sobre mis
convicciones, que me hagas dudar.
Que te rías mucho de
mí cuando me ponga dramática.
Que pierdas tu tiempo en conquistar el arte de leerme entre
absurdas líneas.